Hosea 10

La idolatría de Israel

1
1. Altares: Cf. 8, 11 y nota. Cuanto más abundó... tanto peor. ¿Quién, de nosotros no ha tenido que hacer esta misma confesión? Véase cómo lo prevenía ya Dios en Deuteronomio 8, 12 ss.
Era Israel una vid frondosa,

cargada de frutos;

pero cuanto más abundó su fruto,

tanto mayor fue el número de sus altares;

cuanto mejor su tierra,

tanto más riqueza hubo en sus massebas.

2
2. Está dividido su corazón: Es lo mismo que Dios dice en 7, 8. Efraím es medio israelita y medio pagano, su corazón está dividido entre Yahvé y Baal. Cf. 14, 4 y nota. Jesús nos muestra este carácter absoluto de Dios que como esposo, lo da todo, pero no admite que otro comparta el corazón de la esposa. Véase Mateo 6, 24; 22, 37; Lucas 11, 23; I Corintios 7, 33, etc.
Está dividido su corazón,

pagarán ahora sus culpas.

Él hará pedazos sus altares,

destruirá sus massebas.

3
3. “La ruina del trono será asociada, en el reino cismático, a la de los altares; en el momento en que desaparezca la realeza, los israelitas se verán obligados a reconocer que han merecido la ira de su Dios” (Fillion). Porque no tememos a Yahvé: Es la confesión de que el castigo del Señor es justo.
Entonces dirán: “No tenemos rey

porque no tememos a Yahvé,

y ¿qué podrá hacer el rey por nosotros?”

4
4. Oseas se dirige a los seudoprofetas que aconsejan la alianza con Asiria y Egipto. El juicio, es decir, el castigo brota de las malas acciones como la yerba amarga de los campos. El campo es el reino de Israel; las malezas son el cisma, la idolatría, la anarquía.
HabIan vanas palabras,

juran en falso, hacen pactos;

por eso el juicio brota como ajenjo

en los surcos del campo.

5
5. El ídolo instalado en Betaven, o sea, Betel (cf. 4, 15 y nota), también será transportado al cautiverio, junto con los sacerdotes que ahora se regocijan. Cf. 8, 5 y nota; 10, 2.
Los habitantes de Samaria

están llenos de temor,

por las novillas de Betaven;

pues su pueblo llora por (el ídolo),

y sus sacerdotes tiemblan por él

porque queda desvanecida su gloria.

6
6. Rey vengador es llamado el rey de Asiria, porque está encargado de ejecutar los designios de Dios.
El ídolo mismo será llevado a Asiria,

como presente para el rey vengador.

Cubrirse de confusión Efraím,

e Israel tendrá que avergonzarse de sus designios.

7Destruida será Samaria,

quedando su rey

como un pedazo de madera sobre las aguas.

8
8. Clamarán a los mismos montes donde antes rendían culto a Baal, que caigan sobre ellos y pongan término a su vida de desesperación, fruto de la idolatría. El mismo grito se levantará en la destrucción de Jerusalén y en el día del Juicio cuando Él juzgará a las naciones (Lucas 23, 30; Isaías 2, 19; Apocalipsis 6, 16). Los altos de Avén: cf. nota 5.
Serán destruidos los altos de Avén,

el pecado de Israel;

espinos y abrojos crecerán sobre sus altares.

Entonces dirán a las montañas: ¡Cubridnos!;

y a las colinas: ¡Caed sobre nosotros!

Frutos de la impiedad

9
9. Sobre Gabaá véase 9, 9 y nota.
Desde los días de Gabaá,

has pecado, oh Israel,

allí han perseverado (en el pecado).

¿No los alcanzará en Gabaá la guerra

contra los hijos de la maldad?

10
10. Su doble maldad: los dos becerros, a los que tributan culto en Betel y Dan. En sentir de algunos intérpretes el profeta se refiere a las dos infidelidades: apostasía de Dios y rebeldía contra la casa de David. Según 14, 4 podría tratarse también de la confianza en los asirios y la confianza en los ídolos, en vez de ponerla toda en Él. También para Jesús el pecado por antonomasia consiste en negarlo a Él (Juan 16, 9), prefiriendo las tinieblas a la luz (Juan 3, 19). Véase el pecado del rey Asa en II Paralipómenos 16, 11 s. y nota.
Según mi deseo los castigaré;

se congregarán contra ellos los pueblos,

para castigarlos por su doble maldad.

11
11. Trillar las mieses es cosa agradable para los animales ya que trillando el grano pueden comer libremente. (Deuteronomio 25, 4). De la misma manera Israel estaba feliz en los primeros tiempos cuando el Señor le dispensaba tus bendiciones. Mas ahora, a raíz de su apostasía, Dios le impone a él y a Judá, es decir, a toda la casa de Jacob, el yugo de duros trabajos: arar y abrir surcos, esto es obras de verdadero arrepentimiento. Con esa confesión de su culpabilidad provocan la misericordia de Dios. Cf. la palabra del Señor en Jeremías 18, 8: “Si la tal nación se arrepintiere de sus pecados, por los cuales pronuncié el decreto contra ella, me arrepentiré Yo también del mal que pensé hacer contra ella.”
Efraím es una novilla

bien adiestrada,

que ama la trilla;

mas Yo pondré (el yugo)

sobre su hermosa cerviz.

Unciré a Efraím,

Judá tirará del arado,

y Jacob abrirá los surcos.

12
12. Sembrad obras de justicia, y Dios os mostrará su misericordia (véase Salmo 4, 6 y nota). Esa última oportunidad de enmienda que se les ofrece, no fue aprovechada y de ahí que en 11, 1 vemos ya la caída definitiva, que las diez tribus en manos asirias, que ocurrió en tiempo del rey Oseas (IV Reyes 17, 6 y nota). Desde entonces nada se sabe de estas diez tribus desterradas. Cf. 3, 3 y nota. Hasta que venga para derramar sobre vosotros la justicia. Se refiere evidentemente al Mesías. Véase Isaías 45, 8 y nota. “Reconoced que no podéis buscar útilmente al Señor, sino por medio de la fe en aquel Mesías que esperáis, que es él que ha de imprimir en vuestras almas la verdadera piedad y justicia, y como maestro único y autor de ella” (Scío).
Sembrad en justicia

y segaréis los frutos de la misericordia.

Cultivad vuestra tierra inculta,

pues tiempo es de buscar a Yahvé

hasta que venga,

para derramar sobre vosotros la justicia.

13
13. Arasteis maldad, etc.: La vida del impío es una cadena de iniquidades. Los deleites del pecado prometen felicidad, y en realidad no dejan más que tormentos.
Arasteis maldad,

y cosechasteis iniquidad;

comisteis el fruto de la mentira.

Confiaste en tus propios planes,

en la multitud de tus guerreros.

14
14. La versión de la Vulgata recuerda la hazaña de Gedeón, narrada en Jueces 6, 32. El texto hebreo habla de un rey Salmán que destruyó a Bet-Arbel. Salmán es, tal vez, el rey Salmanu de Moab, contemporáneo de Oseas, o según otros, una abreviación del nombre de Salmanasar, rey de Asiria, el cual asedió a Samaria poco después del vaticinio de Oseas.
Por eso se levantará tumulto entre tu gente,

y todas tus fortalezas serán destruidas,

como Salmán destruyó a Bet-Arbel,

en el día de la batalla;

cuando la madre fue estrellada

juntamente con los hijos.

15
15. El profeta no se cansa de destacar la raíz de todos los males: Betel, el pecado de la idolatría. Cf. versículo 10.
Esto trajo sobre vosotros Betel,

a causa de vuestra extrema maldad.
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